Original
La originalidad va camino de ser un lujo al alcance de aquellos que todavía se preocupan por pensar, por producir, por crear... Las bitácoras de Internet son un claro ejemplo de esto. Si leemos habitualmente nos damos cuenta que muy pocas recogen contenidos originales de sus autores. La inmensa mayoría se encarga de recoger, filtrar y reproducir, citando o no, a sus autores originales y de esta forma, difundir estos contenidos que, en realidad, han creado unos pocos.
Pero esto es un fenómeno que no es exclusivo de las bitácoras. Es mucho más cómodo observar, percibir y simplemente reproducir, a tener que innovar o pasar por nuestro filtro cerebral, y después darle forma, presentando pensamientos propios. Aunque también es cierto que hay muy pocas cosas genuinamente nuevas bajo el sol.
El último caso ha sido el PSOE de Canarias y su plagio al programa de Ciutadans de Cataluña. Desde luego, a mí no me sorprende en absoluto porque el nivel de preparación de nuestros políticos deja mucho que desear. Y es que ser original en un programa político supone estar atento a las demandas de los ciudadanos, recoger sus preocupaciones, aplicar el sentido común, aplicar la corriente ideológica y hacer propuestas, etc. Y todo eso es un trabajo que tienen olvidado hace mucho nuestros representantes, a los que en los últimos tiempos simplemente les preocupa la descalificación del partido contrario.
Los plagios literarios también son un caso de ausencia de ingenio. De aprovechamiento ajeno de pensamientos. Normalmente suele ser ante la presión de crear obras nuevas con una limitación de tiempo. Y es que la creación es un ente libre que no suele agradecer presiones externas.
Quizá ser original es muy difícil pero al menos hay que intentarlo. Aunque sólo sea moldear con nuestro entendimiento nuestras percepciones exteriores, pero simplemente con eso, crearemos algo, nuestro propio pensamiento.