19 enero 2007

Clonación



Aparte de las cuestiones éticas y morales que conlleva, la clonación es un fenómeno que está últimamente de rabiosa actualidad, debido principalmente, a sus posibles aplicaciones futuras en temas de salud. Pero existe otra clonación, que he venido observando desde hace muchos años, y que aunque no es tan importante para la humanidad, si que despierta mi curiosidad particular por su carácter sociológico.

¿Os habéis fijado en esos niños, adolescentes o adultos que son auténticos clones de sus mayores? No me refiero a rasgos físicos, que también los hay, y son curiosos, sino a los comportamientos. Hay auténticos vástagos cuyo comportamiento no es el propio de alguien de su edad sino que “viven” anclados con los valores y comportamientos de sus padres. En los niños, tiene delito, por la parte que le toca a los padres, pero bueno, tendrá remedio en la rebeldía propia de la adolescencia. Ejemplos hay, penosos, en las televisiones autonómicas en donde encima se crea un espectáculo de eso.

Pero lo grave son los adultos que sufren una involución y se van convirtiendo en fotocopias de alguien que vivió su juventud treinta años antes. Y lo peor es que parece que existe un comportamiento estándar de persona mayor, que parece ser independiente del espacio-tiempo, al que converge esta gente, obviando cualquier conducta en su adolescencia.

Y yendo al grano: ¿Qué cojones pinta un tío con treinta años, cada fin de semana, en un local con orquesta, bailando pasodobles al lado de sus mayores de sesenta y tantos años? ¿ Y que pretenda arrastrar a sus amiguetes a semejante disparate? ¿Y que consiga que alguno de ellos pique en ello?

¡¡Lo veo y no lo creo!!