26 abril 2007

Teatro



Como ya sabéis el Ayuntamiento de El Ejido celebra su magnífico Festival de Teatro en los meses de mayo y junio. Este año, como siempre, presenta una programación muy atractiva y variada, para todos los públicos y gustos. Desde mi punto de vista hay que resaltar el grupo La Cubana, a quienes vi hace algunos años en El Ejido con su espectáculo, Cegada de Amor, y también en una presentación que hicieron del Festival de Teatro en el Castillo de Guardias Viejas que fue memorable. Todavía sonrio cuando me acuerdo de sus ocurrencias: una docta ponente de teatro con un pregón interminable - habló durante más de dos horas seguidas sin que nadie le prestara atención-, y la galería de personajes a los que había que pagar 5 pesetas para bailar con ellos una pieza, durante el cóctel. No hay que olvidar que de sus filas han salido actores tan conocidos como Santi Millán o José Corbacho. Este año vienen con uno de sus primeros espectáculos: Cómeme el Coco Negro, obra que están representando de nuevo con motivo de su 25º aniversario.
Además podemos resaltar, dentro de la programación, a Carlinhos Brown y su concierto en la Plaza Mayor, aTricicle, Rafael Álvarez -El Brujo-, a quien no me voy a perder este año, y a muchos más que podéis ver en la programación. Por cierto, El Brujo actúa mañana 27 de abril, en el recién inaugurado Teatro Auditorio de Vicar, con su monólogo "Los misterios del Quijote".
Y dentro de tan extenso cartel, siempre se descubre algun espectáculo especial. Este año creo que va a ser BramantTeatre y su "Descubriendo a Verónica" que me ha dicho un pajarito que es bastante original.

Y bueno, ya que estamos, tampoco tenemos que olvidarnos de la estupenda programación del Auditorio de Roquetas de Mar donde no pienso perderme Nabucco.
La verdad es que este espacio escénico está dotando al poniente de un nivel de espectáculos digno de una gran ciudad.

Se presenta un mes de mayo entre bambalinas...


24 abril 2007

Spain is different?


A veces el "marketing directo" tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes...

18 abril 2007

Original



La originalidad va camino de ser un lujo al alcance de aquellos que todavía se preocupan por pensar, por producir, por crear... Las bitácoras de Internet son un claro ejemplo de esto. Si leemos habitualmente nos damos cuenta que muy pocas recogen contenidos originales de sus autores. La inmensa mayoría se encarga de recoger, filtrar y reproducir, citando o no, a sus autores originales y de esta forma, difundir estos contenidos que, en realidad, han creado unos pocos.

Pero esto es un fenómeno que no es exclusivo de las bitácoras. Es mucho más cómodo observar, percibir y simplemente reproducir, a tener que innovar o pasar por nuestro filtro cerebral, y después darle forma, presentando pensamientos propios. Aunque también es cierto que hay muy pocas cosas genuinamente nuevas bajo el sol.

El último caso ha sido el PSOE de Canarias y su plagio al programa de Ciutadans de Cataluña. Desde luego, a mí no me sorprende en absoluto porque el nivel de preparación de nuestros políticos deja mucho que desear. Y es que ser original en un programa político supone estar atento a las demandas de los ciudadanos, recoger sus preocupaciones, aplicar el sentido común, aplicar la corriente ideológica y hacer propuestas, etc. Y todo eso es un trabajo que tienen olvidado hace mucho nuestros representantes, a los que en los últimos tiempos simplemente les preocupa la descalificación del partido contrario.

Los plagios literarios también son un caso de ausencia de ingenio. De aprovechamiento ajeno de pensamientos. Normalmente suele ser ante la presión de crear obras nuevas con una limitación de tiempo. Y es que la creación es un ente libre que no suele agradecer presiones externas.

Quizá ser original es muy difícil pero al menos hay que intentarlo. Aunque sólo sea moldear con nuestro entendimiento nuestras percepciones exteriores, pero simplemente con eso, crearemos algo, nuestro propio pensamiento.

06 abril 2007

Sartine



No hace mucho os hablé de una novela histórica que me gustó mucho: El Gran Capitán, escrita por Juan Granados. Pues bien, he terminado de leer su primera novela: Sartine y El Caballero del Punto Fijo.
Nicolás Sartine es un Intendente del Rey al que se le encarga una misión en El Ferrol donde tiene que supervisar la construcción de un astillero naval para hacer frente al poderío naval inglés en el siglo XVIII. Con ese argumento y las aventuras que vive junto a sus hombres de confianza, nos presenta Juan Granados una época de España en la cual el Imperio está ya en franca decadencia.
Es una novela amena, y al igual que El Gran Capitán, aprendemos muchos aspectos históricos de forma entretenida. Nicolás Sartine es un personaje ficticio y también algunos de sus hombres, pero hay muchísimas figuras históricas como El Marqués de la Ensenada, Zenón Somadevilla, que tuvo una influencia notable como Consejero de Estado y artífice de la renovación de la Armada.
Por tanto es una novela que no hay que dejar de leer para seguir aprendiendo historia de España, que tanta falta nos hace...
Por cierto, se de buena tinta, que su autor prepara una segunda parte de las aventuras de Sartine y sus hombres, esta vez por tierras de las colonias americanas, como ya deja entrever al final de esta novela...

04 abril 2007

Revelación Divina



He tenido una revelación. Es Semana Santa y en principio es una fecha muy propicia para ello. Lo he visto claramente y no se como no me había venido nunca a la mente hasta estas fechas. La mente posee recovecos sinuosos, enmarañados, en los que guardamos recuerdos tan lejanos en el tiempo que nunca pensamos que podríamos volver a revisar alguna vez. Pero simplemente nos ponemos bocabajo, agitamos y desde esas sinuosidades caen a la superficie imágenes, sonidos, olores, que nos devuelven a la esencia de lo que fuimos algún día.

El caso es que de esa reminiscencia extraigo aquellas tardes de verano, siendo un enano, en las que soltaba la cuchara y me perdía por el campo con los demás, a soñar despierto, imaginando batallas, profesiones, y demás juegos, en los que la naturaleza era la protagonista como escenario y atrezzo de nuestras representaciones. Nos embadurnábamos con su polvo rojo que se nos quedaba pegado en nuestro sudor formando una película oscura que adherida a nuestra piel, que sólo cubríamos con calzón corto, y sumado al color adquirido por los días al sol, nos hacía parecer habitantes más propios del África Subsahariana que del Poniente de Almería. El caso es que a la puesta de sol, cuando tocaba volver al redil, no sin antes escuchar la voz de nuestras progenitoras varias veces llamando a sus vástagos, nos mirábamos por primera vez y nos esperábamos lo peor... Casi sin luz natural, con el sol rendido en la montaña, nuestra madre exclamaba siempre: ¡Pero como os habéis puesto, hechos unos “ceomos”! y a renglón seguido nos enfilaba en el patio y nos enchufaba la manguera a presión para liberarnos de nuestra efímera segunda piel.

Siempre me preguntaba que sería un “ceomo”, imaginando algo desagradable, tremendamente sucio, abominable, pero no era la situación idónea como para preguntar a la superiora en esas condiciones... Mejor no remover.

Y muchos años después, frente al recuerdo del pelotón de lavado lo he comprendido: ¡¡¡ECCE HOMO!!!