15 enero 2007

El Gran Capitán



El último de estas navidades ha sido "El Gran Capitán" de Juan Granados.
Es un relato histórico muy ameno y divertido basado en las campañas de Gonzalo Fernández de Córdoba en el reino de Nápoles contra los franceses. Este personaje histórico era para mí un gran desconocido del que sólo había oído hablar en los callejeros de algunas de nuestras ciudades, que aún conservan con su sobrenombre alguna calle. Pero no sólo he conocido a su protagonista sino también a muchos personajes históricos importantísimos en la historia de nuestro país y que cada vez olvidamos más en los reductos de los libros de historia. Por ejemplo el gigante extremeño Diego García de Paredes capitán de infantería, el capitán Pedro Navarro y sus ingenios militares, el capitán Diego de Mendoza, etc.

La verdad es que en este país creo que no hemos sabido aprovecharnos de nuestros hechos históricos y ponerlos en valor cultural mediante el cine, la literatura, etc. Siempre existe esa especie de silencio pactado como si nos diese vergüenza recordar lo que fuimos y lo que hicimos. Y en los útimos tiempos aún se tiene más pudor relacionando la historia con nacionalismos y demás artificios políticos. Es una pena. Pero al menos tenemos escritores como Juan Granados que seguirán contándonos, de manera divertida, esos hechos que todos deberíamos conocer para entender lo que somos hoy día.

Un ejemplo de lo que se puede encontrar en este libro es la famosa expresión de "Las cuentas del Gran Capitán" donde se hace alusión al carácter de tacaño del Rey Fernando el católico que pedía constantemente control en el gasto al Gran Capitán y éste irónicamente le contestó, según parece lo siguiente:

"Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados... por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados... por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados... por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados... y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados..."

Ciertas o no, estas cuentas del Gran Capitán corrieron de boca en boca y llegaron a nuestros días como expresión irónica de toda justificación de gastos desorbitados, incoherentes y arbitrarios.

Lectura muy recomendada.