11 junio 2007

Regreso a la esencia



A lo largo del tiempo, y a medida que transcurre (casi sin darnos cuenta), nuestra experiencia vital nos va descubriendo la importancia relativa de todo lo que nos rodea. A mí lo que más me entusiasma es que me va revelando la esencia de las cosas, derrocando mitos y fachadas artificiales creados por la dialéctica y la codicia humana. La vacuidad de lo enrevesado; el vacío de la charlatanería, de la pomposidad, de las apariencias, del discurso, se nos muestran claramente como un regalo al entendimiento y como tributo para compensar nuestra efímera existencia. Herramientas creadas por el hombre para ostentar notoriedad sobre los demás y que muchos, muchísimos alaban como adornos a la inteligencia, cayendo en la red de los artífices del invento. Se trata de envoltorios para camuflar las verdaderas carencias de los que utilizan la apariencia como signo de distinción y que, por desgracia, son valores en auge ante la mascarada generalizada que constituye nuestra vida social.

Por eso es momento de abogar por la simpleza, por la belleza de lo sencillo, y por la sencillez de lo bello. No hace falta nada más que un vistazo a la naturaleza “que rodeamos” para darse cuenta del valor de la verdad.

Es momento de ir quitando capas y envoltorios para descubrir la esencia…