06 abril 2006

El domingo "al furgol"


Si hay un partido de fútbol que a mi me gusta ver en la temporada, éste es el derbi almeriense. No por el fútbol, que normalmente no aparece en estos partidos, sino por el ambiente. Y me gusta más concretamente ver el partido en Almería. Ahí, salen a relucir las envidias, rencillas, rencores, etc, que una y otra población se tienen. Es una oportunidad única de oír lo que verdaderamente piensan unos y otros, dejando a un lado el tema futbolístico.

A mí me gusta llegar pronto al campo, ver a la afición capitalina recibir a su equipo con aplausos, con fervor, como si fuesen salvadores, imágenes de semana santa, gritos de aliento, de empuje ante el Gran Rival, aquél que en más de una ocasión ha logrado mermar la superioridad histórica de la capital sobre el pueblo.

También me gusta ver como reciben al Gran Rival, con sus insultos relacionados con el estatus geográfico.

Y ya en el campo me gusta sentarme en el mogollón, ni con una ni con otra afición. Y lo más divertido es intentar descubrir a los infiltrados. Aquellos aficionados del Poli, que se insertan en medio del enemigo de incógnito, sin sus colores, pero que cuando empieza la acción, no pueden remediar ademanes y gestos que los delatan. Y que cuando su equipo marca, saltan como resortes, en islitas en medio del mar rojiblanco y gritando algunos, y otros simplemente sonriendo.

Me gusta como el de la fila de arriba, aficionado capitalino, con atuendo apropiado: bufanda roja, y que alguna vez fue, blanca, camiseta de los mismos colores que apenas tapa su prominente estómago cervecero, cadenas de oro, anillos, etc, y con su inconfundible acento de barrio histórico almeriense, se dirige a los aficionados celestes en estos términos: ¡Tomateros!, ¡Garrulos!, ¡Catetos, que sois unos catetos! Aparte de los insultos típicos generales que no despiertan mi interés.
Y las réplicas desde el fondo celeste : ¡Murcianos! ¡Ejido Capital!

También me gusta oír a los aficionados haciendo el análisis más en profundidad, que cómo un pueblo puede tener una equipo tan bueno (eran temporadas anteriores), y nosotros siempre igual de mal, con lo que Almería ha sido, etc. que si no hay afición, que si tal y que si cual.

También me ha gustado mucho como los aficionados rojiblancos han desplegado, en más de una ocasión, un dibujo inmenso que los tapaba a todos en su fondo, de indudable valor artístico, por lo bien hecho que estaba, donde un puño enorme aplastaba el escudo del Poli.

Y por estos y demás detalles, intentaré ir el domingo a Almería a ver que nuevos detalles descubro esta vez.