11 mayo 2006

Estampas de España



Desde luego no debe sorprender a nadie el gran timo de la estampita, institucionalizado y socializado en el tiempo, que se ha hecho público en estos días. Ahora es fácil sacar pecho y decir: ya te lo dije que en ningún sitio dan duros a cuatro pesetas. Lo cierto es que fríamente nadie se lo cree al principio, pero este es un país de pillos y vividores, donde se premia moralmente al más embaucador, y esto yo creo que ya es genético y secular. De esta forma, la estafa se fragua poco a poco y crece en forma exponencial. Al principio unos pocos y con poco dinero, y después enganchan a conocidos con el boca a boca y el señuelo más potente: la envidia ajena. Eso de que tu vecino se forre con los sellitos y encima te lo restriegue es definitivo. El engaño forma parte de nuestra cultura tanto como el jamón o los toros.

También se oyen ya los primeros comentarios jocosos y chistes que irán apareciendo poco a poco, cuando se vayan calmando los ánimos. Y que se centran en el sello de correos como medio de pago en supermercados, gasolineras etc.

En el Poniente ha hecho estragos porque se dan las condiciones ideales para "triunfar"... que cada uno piense y aporte cuáles son.

No tenemos arreglo, eso está claro, y siempre que exista un “listillo” que venda humo, habrá ingenuos que lo compren, creyendo que a su vez, engañan al primero.

Lo dicho: Tan viejo como España.

Mis condolencias a los afectados, pero a ver si encima, con nuestros maravillosos políticos, vamos a tener que pagar todos los platos rotos. Vamos, sería lo último, pero tampoco me sorprendería...