10 febrero 2006

Marujas Inc.

Estos días me asalta una duda inquietante, fruto de la observación de la realidad sensitiva cercana. Siempre han estado ahí, frente a mis ojos, cotidianamente, una presencia continua y natural en el tiempo, que ha hecho que las aceptemos de forma habitual. Puede ser que hayan ido modificando su conducta ligeramente, paulatinamente en el tiempo, pero de forma imperceptible para los demás. Hablo de las Marujas. Esa figura genuina en nuestra sociedad, que aparece en casi todos los ambientes sociales, en casi todas las ciudades, pueblos, villas y parajes de nuestra geografía.

Mi sospecha es que debe existir un ente generador y educador de estas señoras. He sospechado de Extraterrestres, o algún experimento secreto americano o ruso...

No es posible, que ante los mismos estímulos, en puntos tan lejanos unos de otros, y con señoras tan distintas cultural y geográficamente, se observen los mismos comportamientos y pautas de conducta. Aquí hay gato encerrado. Mi teoría más lógica, por ahora, está en los secadores de las peluquerías. Ahí, sospecho, se encuentra buena parte de la inducción de conducta marujil. Además, se podría demostrar con datos empíricos, que a mayor exposición a los efectos del secador, mayores son los efectos y más visibles son esas formas de comportamiento tan exclusivas.

Ese gusto por el cotilleo vecinal, las telenovelas, los personajes del corazón, y por supuesto, el rasgo característico asociado al agente inductor: el peinado Calimero.

He observado que el tiempo de exposición al secador es un factor importante, pero no parece ser definitivo, puesto que también abundan las marujas de corta edad. Aunque, también suelen frecuentar las peluquerías de señoras, como rasgo en común.

Un ejemplo de comportamiento tipo observado:

Presentación de un acto de homenaje a cierta estrella de cine americana. Espero sentado el comienzo del acto y a mi derecha quedan tres asientos libres. Veo aparecer un trío de Marujas que inmediatamente han localizado esos asientos. Se acercan y preguntan:

-¿Están libres, hijo mío?

- Si

- ¿Y a que hora empieza?

- A las diez está programado. –contesto.

- ¿Pero estas cosas siempre se retrasan verdad, bonico?

- Casi siempre, ya sabe usted.

- Ves, María, si al final nos vamos a tener que ir antes que empiece

En los siguientes diez minutos no paran de hablar ni un segundo:

- Mi Juani está ahora en ca mi hermana y mi Felipe llega del trabajo a las 10, y yo que tengo hechos unos pimientillos con atún, pero les va a faltar. Bla bla....

- Pues yo no tengo na hecho, cuando lleguen, que muevan el culo y se hagan lo que pillen. Bla, bla, bla....

- Hijo mío, ¿esto empieza a las diez, me has dicho no?

- Si señora, (que yo no soy su hijo).

Se apagan las luces y comienza el acto. En cuanto aparece la estrella:

- Mira, que guapa María, ya te decía yo, esta mujer es que ha sio mu guapa y la que tuvo retuvo. ¿A que sí, bonico?

- Y seguro que ha trabajao con munchos artistas buenos, ¿verdad hijo mío?

- Pues sí, señora (grrrrr)

Sigue el acto, por supuesto sin un segundo de respiro y la estrella se retira al final de la sala a sentarse y ver la proyección. Las Marujas se han quedado con el cante.

- María yo me voy que tengo la cena a medio hacer, y ya la hemos visto.

Se levantan y se dirigen directamente a la estrella de cine que está rodeada completamente de fotógrafos, apartan a los fotógrafos y le quieren dar un beso. La estrella extrañada sonríe forzadamente y les da la mano.

Las Marujas abandonan la sala emocionadas comentando que de cerca está mu estropeá porque la edad no perdona...

Seguiré con mi investigación y os comentaré nuevos resultados...