15 febrero 2006

Un San Valentín de Muerte

Pues si, esto del día de San Valentín, aparte del invento comercial en que se ha convertido, para algunos, es más un suplicio impuesto, que un motivo de celebración.

Este es el caso de algunos que llegan a su trabajo, por la mañana temprano, y comienzan a escuchar comentarios de aquí y allá:

- Pues yo tengo reservado el restaurante X (agravante de que es carísimo, con no sé cuantas estrellas michelín) desde hace dos semanas y voy a llevar a la parienta a una cena romántica.

- A mí, mi marido me regala todos los años un ramo de rosas azules precioso y me lleva de cena.

Y esos algunos, que están convencidos del carácter mercantil del dichoso día, que han dejado caer disimuladamente a su pareja que este día es un cuento chino; que nunca caerán en la trampa de las garras del consumismo, esos; comienzan a ponerse un poco nerviosos.

La puntilla proviene del Jefe, que dice que a todas las mujeres, por lo general, les encanta que les den una sorpresa este día, aunque aparentemente estén en contra, y reafirma su hipótesis, recabando la opinión de la compañera fémina de turno:

-¿ A que sí? ¿A que a ti te gusta eso Fulanita?

- Pues para que lo vamos a negar...

Esos, comienzan a sudar, y a pensar en soluciones de urgencia para rectificar su conducta, y llaman a la floristería para comprar un ramo. – jajajaja- se oye al otro lado de la línea- ¿Un ramo hoy?, ¿Sin previo encargo?, ¡Vamos hombre que tenemos mucha tarea!

El nerviosismo se hace presa de esos algunos y ofrecen medio sueldo por una rosa a algún otro que haya comprado un ramo... – jajajajajaja- carcajadas multitudinarias.

Y, por fin, la solución, Se encuentran al mensajero en la puerta, que trae un ramo de rosas para Fulanita, justo cuando esos algunos, se disponían a patearse toda la ciudad en busca del dichoso ramo o flor única de urgencia. – Sí, trabaja aquí pero ha tenido que salir, pero no te preocupes que nosotros nos quedamos con el ramo, ¿Dónde firmamos?.- Si, uffff, menos mal, por hoy hemos salvado el pellejo.

Y luego están esos otros, que obligados casi a rastras por las fuerzas ocultas de la presión social, tienen su restaurante reservado desde hace tiempo, pero que vaya mala hostia les entra, cuando acaban de llegar al mismo con su parienta y, ¡¡El Madrid acaba de meter dos goles en cinco minutos!!!

Disimuladamente, antes de pedir, se dirigen al servicio, supuestamente, y lo que buscan es ver si hay televisión en la barra. -¡¡Mierda, estos restaurantes de lujo, la madre que los parió, se deja uno aquí un riñón y no tienen ni una puta televisión!!.

Vuelven a la mesa y disimuladamente, mientras asienten distraídamente a todo comentario de su parienta, sacan el móvil y debajo de la mesa, mandan sms preguntando minuto y resultado, a su amiguete soltero de turno, que el muy cabrón está, como Dios manda, viendo el fútbol en el bar con los amigos. Esta conducta la vuelven a repetir cada diez minutos, hasta que el amiguete, al otro lado le contesta que se vaya a la mierda y lo deje en paz ¡¡¡viendo el partido más emocionante desde hace años!!!.

No me digáis que para algunos, este grandioso día, más que una celebración, les parece una tortura. Aunque, para dispensa de la mayoría, supone un día de excusa, para demostrar ese amor que cotidianamente han olvidado cuidar...

(Basado en hechos reales no autobiográficos)